Casi una cuarta parte de la población de Burkina Faso son cristianos: 5,3 millones de una población de 22,7 millones.
Debido a la continua inestabilidad política, el impacto de los grupos militantes islámicos se ha mantenido constante en los últimos años. En 2022 se produjeron dos golpes militares, que contribuyeron a la muerte de civiles, pero el número de incidentes
violentos relacionados con la fe disminuyó en 2023, aunque el peligro no ha remitido realmente. El país sufre una de las crisis de desplazamiento más graves del mundo, con muchos cristianos entre los desplazados, y el gobierno militar se ha enfrentado
a acusaciones de crímenes de guerra. Con este telón de fondo, los cristianos que intentan seguir a Jesús en Burkina Faso deben hacerlo sin ninguna sensación de seguridad, incluso en lugares a los que antes no llegaban los militantes islámicos.
Burkina Faso solía ser el epítome de la cohesión religiosa, pero la influencia de los militantes islámicos ha conseguido erosionar gran parte de la coexistencia pacífica entre musulmanes y cristianos. Ahora, además de enfrentarse a la violencia y las
amenazas de los extremistas islámicos, los cristianos conversos del Islam sufren cada vez más presiones y a veces incluso amenazas de sus familias y comunidades, simplemente porque siguen a Jesús. Estos creyentes a veces tienen miedo de compartir su
fe en público porque podrían ser rechazados por sus familias. También saben que sus comunidades podrían intentar obligarles a renunciar a su fe en Cristo.
La violencia continuada en Burkina Faso demuestra que la inestabilidad persiste. En algunas partes del país, podría no haber cristianos a los que secuestrar o matar. En estas zonas, iglesias y pueblos permanecen desiertos porque todos los creyentes fueron forzados a huir a regiones más seguras. Y, sin embargo, incluso en algunas de esas partes "más seguras" del país, hay riesgos para los cristianos, ya que Burkina Faso y la región del Sahel en África continúan experimentando agitación política. Los golpes de Estado en los países vecinos, Malí y Níger, también han contribuido a empeorar la inestabilidad en Burkina Faso y al aumento de militantes islámicos que actúan libremente por la región. Además, la presión sobre los conversos del islam ha aumentado; sigue siendo difícil seguir a Jesús después de dejar el islam.
«Confiamos en Dios. Él dijo que no debíamos preocuparnos por nuestras vidas. Qué comer, beber o vestir, Él dijo que no debíamos preocuparnos. Esto fortalece mi fe. Me hace seguir adelante. Cuando nos enfrentamos a dificultades, solo debemos mirar a Jesús».
Troare, joven cristiano cuyo padre fuen asesinado.
Los conversos del Islam sufren la persecución más intensa en Burkina Faso, pero todos los creyentes corren el riesgo de ser atacados por militantes islámicos, especialmente los cristianos de las regiones septentrional y oriental del país.
Algunas partes de Burkina Faso no están bajo el control de ningún tipo de gobierno central, y cuando estas regiones están gobernadas por militantes islámicos, puede surgir violencia y maltrato hacia las mujeres. Las mujeres cristianas son víctimas de
varios tipos de ataques. Durante las incursiones, las mujeres y las niñas pueden ser secuestradas por los militantes; las conversas del islam son especialmente vulnerables al secuestro y al matrimonio forzado. La violencia sexual contra las mujeres,
incluida la violación, es también un método común de ataque contra las comunidades cristianas. Esto puede resultar en tragedias adicionales si a las niñas o mujeres agredidas sexualmente se les hace creer que han avergonzado a su familia. Si no se abordan,
los abusos y la vergüenza pueden debilitar y destruir tanto a las familias como a las comunidades cristianas.
Incluso en zonas no controladas por extremistas islámicos, los conversos de origen islámico o religioso tradicional pueden sufrir presiones. Las mujeres y las niñas que se convierten del islam al cristianismo pueden ser golpeadas, obligadas a casarse,
sacadas de la escuela, sometidas a arresto domiciliario o expulsadas de la familia. Algunas mujeres incluso enfrentan amenazas de muerte.
Se sabe que los grupos militantes islámicos atacan a hombres y niños cristianos para obligarlos a realizar el servicio militar, agredirlos físicamente, incluido el asesinato si se niegan a convertirse, secuestrarlos y pedir rescate por ellos. Este tipo de violencia provoca un miedo atroz en las comunidades cristianas y puede perjudicar económicamente a las familias, ya que los hombres suelen ser los principales asalariados. Las familias y las comunidades también pueden ver a los conversos del Islam como «traidores», lo que aumenta el riesgo de presiones y ataques. Y algunos hombres huyen del país por su seguridad, debilitando aún más a la iglesia en Burkina Faso.
Habiba (nombre cambiado), cristiana secuestrada por militantes islámicos en Burkina Faso:
«A la hora de la oración, [los militantes que me secuestraron] reunían a todo el mundo para rezar. No podíamos negarnos ni escondernos. Estábamos constantemente rodeados de armas. Te mataban si no realizabas las oraciones musulmanas»
Habiba
Puertas Abiertas trabaja a través de colaboradores locales para fortalecer a los cristianos de Burkina Faso, proporcionándoles formación para sobrevivir a la persecución, ayuda de emergencia y atención postraumática y espiritual.
Padre Celestial, te pedimos que estés con nuestros hermanos y hermanas de Burkina Faso y los consueles. Han soportado tanta violencia durante los últimos años, y el dolor que han sentido parece imposible de curar, imposible de tener esperanza. Te pedimos que el consuelo y la paz —que sabemos que solo tú puedes traer— lleguen a tus hijos de Burkina Faso. Por favor, ayúdales a resistir. También te pedimos un milagro: por favor, cambia los corazones de los militantes islámicos que atacan a tu pueblo. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, Amén.