
La Fiscalía General de Colombia ha confirmado el hallazgo de una fosa común con los cadáveres de ocho personas desaparecidas en el departamento de Guaviare en abril. Siete de las víctimas eran cristianos evangélicos, algunos de ellos con cargos de responsabilidad en sus iglesias locales.
La fosa se encuentra en una zona rural del municipio de Calamar. Las víctimas, Jesús y Carlos Valero, Marivel Silva, Isaíd Gómez, Maryuri y Óscar Hernández, James Caicedo y Nixon Peñaloza Chacón, fueron vistas por última vez entre el 4 y el 6 de abril. Habían sido citados por el Frente Primero del Estado Mayor Central (EMC), un grupo armado disidente formado a partir de la ya extinta guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Según el fiscal Raúl González, el caso se resolvió tras la captura de uno de los presuntos autores. Las imágenes recuperadas del móvil del sospechoso llevaron a los investigadores hasta el lugar donde se encontraba la fosa. González también reveló detalles escalofriantes: las víctimas fueron obligadas a cavar sus propias tumbas antes de ser ejecutadas.
El presidente Gustavo Petro condenó los asesinatos y los calificó de «grave afrenta al derecho a la vida, la libertad religiosa y el trabajo espiritual». También pidió protección para los líderes religiosos y que se responsabilizara a los culpables.
Sin embargo, a pesar de esta declaración pública, hasta ahora no se ha tomado ninguna medida sustancial por parte del Gobierno.
La investigación de Puertas Abiertas confirma que siete de las ocho víctimas eran miembros activos de grupos religiosos locales. Algunos estaban afiliados a la Denominación Evangélica Alianza de Colombia (DEAC) y a la Iglesia del Cuadrado Evangelio (ICCG), donde desempeñaban funciones de liderazgo.
Entre ellos se encontraban Isaíd Gómez y Maribel Silva, un matrimonio conocido por predicar en la región y padres de dos hijos. Otra víctima, Maryuri Hernández, era madre de una niña de cinco años y apoyaba el trabajo pastoral en su comunidad.
Los ocho habían huido del departamento de Arauca en busca de seguridad debido a la violencia provocada por el conflicto armado interno de Colombia. Se habían establecido en Guaviare con la esperanza de una vida más pacífica.
«Ojalá pudiéramos decir que no es cierto, pero sí, los mataron. Gracias por orar. Os pedimos que sigáis orando»
FAMILIAS DE LOS CRISTIANOS ASESINADOS EN COLOMBIA
El fiscal González afirma que las víctimas probablemente fueron seleccionadas por sospechas infundadas sobre sus orígenes. El EMC creía que colaboraban con el ELN, otro grupo ilegal activo en Arauca, y que competían por el control de las rutas del narcotráfico en Guaviare.
Las investigaciones revelan que, tras ser citados, los líderes cristianos fueron trasladados en barco río abajo y llevados a una propiedad abandonada, donde fueron ejecutados.
Cuando desaparecieron las víctimas, sus familias alertaron a las autoridades e incluso intentaron obtener información directamente del grupo armado. Inicialmente, negaron su participación. Sin embargo, más tarde emitieron una amenaza velada en la que instaban a las familias a dejar de buscar y a «dar el caso por cerrado». Hasta la fecha, el grupo no ha respondido a las acusaciones oficiales.
Puertas Abiertas ha estado en contacto con personas cercanas a las víctimas desde principios de abril, cuando se denunció su desaparición. La noche del 1 de julio, uno de los conocidos de los asesinados confirmó al equipo de Puertas Abiertas lo que ya había comenzado a circular en los medios de comunicación nacionales: «Ojalá pudiéramos decir que no es cierto, pero sí, los mataron».
Tras confirmarse la noticia, los familiares expresaron su profundo dolor y compartieron: «Gracias por orar. Os pedimos que sigáis orando».
La comunidad cristiana local está de luto. Para muchos cristianos de Guaviare, el asesinato confirma un temor cada vez más presente: la creciente inseguridad provocada por los enfrentamientos entre grupos armados ilegales que se disputan el control de la región.
Estos grupos suelen considerar a las iglesias como una amenaza, especialmente cuando estas se dedican a ministerios que apoyan la rehabilitación de drogadictos o ayudan a las personas a abandonar la delincuencia. Estas acciones pueden percibirse como una amenaza para los intereses comerciales de los delincuentes.
Puertas Abiertas continúa investigando para determinar si los asesinatos están directamente relacionados con la fe cristiana de las víctimas. Mientras tanto, pedimos a la Iglesia mundial que interceda por las familias, las iglesias locales y todas las personas afectadas por la violencia en Colombia.
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Recibe las últimas noticias en tu móvil. Suscríbete a nuestro canal de Telegram.Señor, te ruego que consueles profundamente a las familias de las ocho víctimas, especialmente a los niños que han quedado huérfanos, y pongo ante Ti a las iglesias locales que lloran la pérdida de sus pastores y colaboradores en la obra del Evangelio. Clamo por valentía para los cristianos perseguidos y por sabiduría celestial para quienes los acompañan, y te pido fortaleza, unidad y perseverancia para Tus hijos en Guaviare que siguen firmes en medio de la persecución. Te pido por la paz en Colombia, por el quebrantamiento y arrepentimiento de quienes siembran violencia, y por una transformación profunda en las regiones más golpeadas por el conflicto.