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En mitad de la noche, Long* y Ha* se despertaron con los gritos del anciano del pueblo.
Hacía tan sólo unos meses, este matrimonio de cristianos vivía tranquilo en su aldea de las tierras altas de Vietnam. Pero eso fue antes de que algunos misioneros como el pastor Tan* comenzaran a hablar de Jesús en Vietnam Central y llegaran a su casa a principios de este año. Fue antes de que el matrimonio conociera a Dios y empezara a asistir regularmente a las reuniones de la iglesia con otros creyentes de los pueblos vecinos. Y antes de que dejaran de participar en las tradiciones religiosas de su comunidad.
Long y Ha pertenecen a la tribu de los h're, que en su mayoría son agricultores y se asientan en aldeas cercanas a fuentes de agua, principalmente con fines agrícolas. Además de cultivar arroz y hortalizas en las tierras altas, también crían cerdos, aves de corral y otros animales tanto para su sustento como para los rituales de culto.
Los h're siguen el animismo, es decir, creen que todo (piedras, plantas, arroyos, bosques, etc) tiene alma. El pueblo venera algunas de esas cosas creadas e incluso cree que, si alguien de la comunidad abandona las tradiciones del pueblo, el anciano de la aldea no podrá convocar a los espíritus que se supone que traen suerte, salud y riqueza.
A pesar de la creciente hostilidad de la aldea, Long y Ha siguieron el cristianismo aún más profundamente mientras el pastor Tan los acompañaba en sus luchas y sus dudas.
Entonces, en aquella terrible noche de mayo de 2024, la situación dio un vuelco irreversible. El anciano del pueblo, el jefe y los agentes de policía llegaron a la casa de la pareja y les exigieron que se marcharan inmediatamente. Como no cedieron, toda la multitud que se había reunido en su contra derribó la casa de la pareja.
Long y Ha vieron impotentes cómo se derrumbaban las paredes, el suelo y el tejado de su hogar. Lo que tardaron años en construir desapareció en unos instantes. Ella estaba embarazada de ocho meses, pero aun así no tuvieron más remedio que huir en plena noche, dejando atrás sus pertenencias.
En una noche, la familia perdió su hogar y su comunidad porque confiaron en Jesús y decidieron no volver atrás.
«¡Marchaos del pueblo ahora mismo o destruiremos vuestra casa!»
Jefe de la tribu de los h’re a un matrimonio cristiano
En los días posteriores al ataque a su casa, la pareja comprobó lo que significa ver al cuerpo de Cristo en acción cuando el pastor Tan y su iglesia se unieron para ayudarles a encontrar refugio temporal. Ante la imposibilidad de proporcionar nuevos materiales de construcción, los miembros de la iglesia se arriesgaron a volver a la casa destruida de la pareja para salvar todo lo que pudieron encontrar y construir un refugio temporal para la familia.
Los colaboradores locales de Puertas Abiertas también han proporcionado recientemente alimentos y ropa a esta familia vietnamita.
Long y Ha se enfrentan ahora a otro reto: trasladar el registro de su hogar a otro pueblo. Las autoridades están obstaculizando el proceso, lo que les dificulta buscar trabajo, recibir servicios sociales del gobierno o matricular a su hijo mayor en la escuela.
Pero con el apoyo constante del pastor Tan y su iglesia, y de los colaboradores de Puertas Abiertas a través de tu apoyo, Long y Ha perseveran en su fe. Así han descubierto que no están solos, sino que tienen una familia en todo el mundo que se preocupa por lo que les ha pasado y ora por su futuro. Nuestro colaborador local nos pide lo siguiente: «Por favor, ora para que la familia de Long siga mirando a Jesús, que continúen siendo fortalecidos a través de la comunidad que Dios les ha proporcionado».
Recibe las últimas noticias en tu móvil. Suscríbete a nuestro canal de Telegram.Señor, te alabo por la comunidad global y de apoyo que tan sólo se puede encontrar en ti. Gracias por darle esta segunda oportunidad a este matrimonio vietnamita que ha decidido seguirte sin importar el precio. Te pido que fortalezcas su fe a través de este pastor y su nueva iglesia, para que se sientan abrazados y acompañados. Bendice los siguientes pasos de su nueva vida y ayúdales a encontrar esa estabilidad para criar a sus dos hijos. En el nombre de Jesús, amén.
