
El padre de Robin (11 añitos) no pudo resistir la presión de sus familiares musulmanes, así que abandonó a su mujer, a su hijo, su hogar y a Dios.
Ahora, Moly educa sola a su hijo en la fe cristiana, enseñándole la Biblia y a confiar en Jesús a pesar del aislamiento y las dificultades que sufren en Bangladés (país nº24 más peligroso para ser cristiano).
«Echo de menos a mi padre, pero tengo a mi madre que me cuida y ora por mí cada día»
Esta Navidad, ¿quieres ser parte de la familia de un niño perseguido como Robin?
➡️ Únete a la campaña #FamiliaConEllos y regala esperanza a las familias desestructuradas por la persecución, como la de Robin: puertasabiertas.org/familia.
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