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Noticias 04 noviembre 2025

Persecución en Nigeria: responder a la realidad, no a la retórica

El presidente de EE. UU. Donald Trump planea volver a designar a Nigeria como «país de especial preocupación». ¿Qué significa esto en medio de la actual crisis de libertad religiosa tan comentada?

 

 

En los últimos días, la crisis de libertad religiosa en Nigeria ha sido objeto de atención debido a narrativas contradictorias. Un alto asesor del Gobierno nigeriano declaró a Al Jazeera que no existe un genocidio cristiano en el país, descartando las muertes y los desplazamientos como meros «conflictos étnicos y por recursos». Mientras tanto, el presidente Trump no solo designó a Nigeria como «país de especial preocupación» por las violaciones de la libertad religiosa, sino que más tarde amenazó con una intervención militar si la persecución continúa.  

El mayor riesgo de estas conversaciones es que nos veamos envueltos en debates que, en última instancia, pueden perjudicar a los cristianos nigerianos a los que estamos llamados a servir, si permitimos que estas narrativas nos lleven a mirar hacia otro lado. Porque la realidad documentada sobre el terreno es terrible: personas reales están sufriendo violencia real por su fe

Lo que se necesita es una acción de incidencia pública, política y social basada en la verdad, que ponga el foco en las voces de quienes sufren. Los datos hablan claro: según la investigación de la Unidad de Investigación de World Watch de Open Doors (encargada de elaborar anualmente la Lista Mundial de la Persecución), 3100 de los 4476 cristianos asesinados en todo el mundo por su fe el año pasado se encontraban solo en Nigeria. Nigeria también es tristemente el líder del mundo en cuanto a cristianos secuestrados por su fe, con 2830 de los 3775 en todo el mundo. Todo ello con datos del año pasado durante el período de investigación de la LMP 2025. 

Puertas Abiertas no utiliza el término genocidio. Se trata de una categoría jurídica precisa y no afirmamos lo que no podemos demostrar. Sin embargo, evitar esa palabra no debe significar en ningún caso rechazar la realidad de la persecución. En todo el cinturón central y las regiones del norte de Nigeria, los cristianos se enfrentan a una campaña de violencia tan sostenida y tan selectiva por su fe que comunidades enteras están desapareciendo. Se queman iglesias. Se secuestra a pastores. Las familias se ven obligadas a huir por la noche, a menudo a pie, dejando atrás los únicos hogares que han conocido.  

Cuando una figura pública insiste en que no hay persecución, o cuando otra aboga por una intervención violenta, la atención puede desviarse fácilmente de las personas que sufren hacia la política del momento. Lo que se pierde es la experiencia vivida por los cristianos nigerianos.  

Se está matando a personas por su fe. Se está expulsando a comunidades enteras porque creen en Jesucristo. La persecución es real y se está extendiendo.  

En Puertas Abiertas, vemos las pruebas todos los días. Escuchamos a madres que han enterrado a sus hijos, a personas que han visto cómo mataban a pastores por ser «cristianos», a pastores cuyas iglesias han sido reducidas a cenizas, a mujeres embarazadas de sus captores por no renunciar a su fe. Estas historias no son abstracciones o narrativas inventadas en Internet. Son la realidad vivida por un pueblo que se aferra a la fe en medio del miedo.  

Las palabras importan, pero las acciones constructivas importan más. Cuando los funcionarios públicos niegan la persecución o cuando debatimos soluciones militares como si se tratara de una cuestión de todo o nada, corremos el riesgo de que a las víctimas les resulte más difícil tener la esperanza de que alguna vez llegue la ayuda adecuada. Primero debemos escuchar a la Iglesia perseguida sobre lo que realmente satisfaría sus necesidades. 

La redesignación de Nigeria como país de especial preocupación es un paso en la dirección correcta. Según Jo Newhouse, portavoz del trabajo de campo de Puertas Abiertas en el África subsahariana, es «un reconocimiento de que el problema es grave y a gran escala, y un importante reconocimiento simbólico del tremendo sufrimiento de los más vulnerables en algunas partes de Nigeria». Esta designación crea una oportunidad para ejercer una presión internacional mesurada y eficaz centrada en la rendición de cuentas y la protección, no en la intervención militar. 

Estados Unidos y la comunidad internacional pueden ayudar hablando con claridad y actuando con decisión a través de los canales diplomáticos, centrándose en la responsabilidad institucional y en frenar la violencia endémica. Las personas sobre el terreno necesitan protección, un enjuiciamiento justo de los agresores y la curación y restauración de las comunidades afectadas. 

«Con algunos negando la existencia de la persecución y otros amenazando con una intervención militar, el mayor riesgo es que perdamos de vista que hay personas reales que están sufriendo violencia selectiva»

    

¿Qué podemos hacer? 

Los ciudadanos de otros países también tenemos un papel que desempeñar. Puertas Abiertas sigue impulsando la campaña global plurianual #LevantateAfrica, que recoge firmaspara presentarlas ante las Naciones Unidas y otros organismos internacionales. La petición insta a tomar medidas concretas para proteger a los cristianos y otras minorías religiosas en todo el continente: proporcionar una protección sólida contra los ataques violentos de los extremistas, garantizar la rendición de cuentas mediante un enjuiciamiento justo, y ayudar a sanar y restaurar las comunidades afectadas. Firmar puede parecer un pequeño gesto, pero juntas estas voces recuerdan a los líderes mundiales que los perseguidos no están olvidados ni desamparados (Mateo 4:9). 

Más allá de la política, este momento exige empatía y oración. Las iglesias de todo el mundo pueden solidarizarse con los creyentes nigerianos mediante la sensibilización, las donaciones y la intercesión fiel. Cuando una parte del cuerpo sufre, nos dice la Biblia, todas las partes sufren con ella (1 Corintios 12:26). No se trata de política ni de fronteras. Se trata de personas creadas a imagen de Dios que merecen vivir en seguridad y paz. 

Algunos seguirán discutiendo sobre definiciones, y están en su derecho. Pero no debemos permitir que los debates sobre la terminología o la retórica incendiaria ahoguen el testimonio de aquellos que están sangrando y destrozados. Ya sea que lo llamemos genocidio, limpieza étnica o persecución, el efecto es el mismo. Las comunidades están siendo destrozadas. La fe está siendo puesta a prueba. La esperanza se está agotando. 

En un momento en que el mundo se siente dividido en casi todos los temas, la protección de la libertad religiosa debería unirnos. Defender el derecho a creer no es una causa política. Es una causa humana. Los cristianos de Nigeria no piden privilegios, solo protección. Y piden soluciones que traigan paz, no más conflictos. 

Su pregunta es dolorosamente simple: ¿sigue el mundo preocupándose lo suficiente como para responder con sensatez? Nuestra respuesta debe ser que sí. Y ese sí no debe venir en forma de amenazas o negación, sino de una propugnación, ayuda o defensa coherente y pacífica que respete su dignidad y aborde las causas fundamentales de la violencia.  

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Podrían ofrecer comida, refugio y ropa a 4 creyentes en África durante un mes.

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ORA

Ora por protección para los cristianos en Nigeria y que Dios toque el corazón de quienes ejercen violencia, llevando a la justicia a los responsables.
Pide a Dios que las autoridades internacionales y locales actúen con sensatez y transparencia, reconociendo la realidad de la persecución sin caer en derivas que no traigan soluciones reales y urgentes.
Ora por las familias desplazadas, las iglesias destruidas y las comunidades que han perdido tanto, para que experimenten la paz, la restauración y la presencia de Dios.

UNA ORACIÓN POR NIGERIA
 

Señor, en medio de tantas voces distintas, oro por los cristianos de Nigeria. Tú conoces su dolor, sus pérdidas y su fe inquebrantable. Trae justicia donde reina la impunidad y protección donde hay miedo. Toca el corazón de los líderes y de las naciones para que actúen con verdad y compasión, no con otros intereses. Restaura las comunidades destruidas, sana a las familias desplazadas y fortalece a quienes siguen creyendo en Ti pese a la violencia. No permitas que su sufrimiento sea olvidado. Que Tu Iglesia en todo el mundo se mantenga firme en oración, defensa y solidaridad. Y que la paz que sólo Tú puedes dar llegue a cada rincón de Nigeria. En el nombre de Jesús, amén.

 

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