Historias 06 septiembre 2021

Nazek

Nazek, una cristiana de Siria, no perdió la esperanza a pesar de perder la casa, el trabajo y todos su ingresos. Por fe siguió adelante.

 

 

Nazek: Manteniendo a la familia

Perder la casa, el trabajo, los ingresos y tener que huir a otro lugar. Durante el desplazamiento tuvo que ver cómo su marido entraba en depresión. Estos son ingredientes para que alguien pierda la esperanza o la fe. Pero Nazek, de 67 años, de Irbin, Siria, no perdió la fe ni la esperanza. Por la fe, ella empezó un nuevo negocio.

Nazek

Conducir desde la ciudad de Damasco hasta Irbin fue una experiencia desgarradora. El tamaño de la destrucción es inimaginable. Muchos edificios volaron por los aires y barrios enteros se hicieron añicos.

Irbin es el suburbio más grande del este de Guta alrededor de Damasco. La población que había antes de la guerra en 2011 era de 70.000 habitantes, incluidos 970 cristianos entre la mayoría islámica. Irbin se encuentra a unos 9 km de la ciudad vieja de Damasco.

Irbin pasó a ser de repente, una ciudad en la línea de frente de la guerra siria. El suburbio fue bombardeado el 19 de julio de 2021. El Ejército Libre de Siria y otras milicias habían tomado el control de Irbin y más de una docena de ciudades y pueblos de alrededor de Damasco.

Ese mismo día, el gobierno sirio intentó volver a controlar la zona. Ambos bandos se disparaban entre sí. Había aviones de la fuerza aérea siria sobrevolando el cielo y disparando misiles. Irbin se convirtió en un campo de batalla y permaneció bajo el control de los rebeldes durante muchos años. Las personas que vivían en Irbin, incluidos los cristianos, quedaron atrapadas en el fuego cruzado. Sus vidas estaban a punto de cambiar drásticamente.

Ya ese día, Nazek Sheadeh demostró ser una mujer fuerte. «Los hermanos de la iglesia nos contactamos de inmediato y nos reunimos en un sótano de la iglesia de San Jorge con alrededor de 100 personas. El refugio estaba justo debajo de nuestro edificio, así que entre las manifestaciones corría hasta mi casa y traía los artículos necesarios como un botiquín de primeros auxilios, agua, comida y suministros para cocinar para todos», dice Nazek.

«Todos estaban en un estado de pánico y miedo. A primera hora de la tarde, los rebeldes dijeron que todos los habitantes de Irbin tenían solo diez minutos para irse. La gente empezó a llorar, a gritar de miedo y a salir corriendo del refugio para coger todas sus cosas valiosas y huir. Vi a un niño en nuestro edificio, de unos ocho o nueve años, y le pregunté: ¿dónde está tu madre? ¿Por qué estás solo aquí? Él respondió: «no lo sé». Lo llevé conmigo y justo antes de que quisiera entrar al coche con él, su madre vino corriendo y llorando hacia nosotros. Se sintió abrumada de alivio cuando vio a su hijo a salvo».

Dios no nos dejará

«Tenía que ser fuerte. Amo a la gente y tenía que apoyarlos. Solía consolarlos y decirles:

»Vamos a superar esto, no temáis, Dios no nos dejará».

El marido de Nazek estaba desconsolado después de que huyeran de Irbin, ya que perdieron su casa, su trabajo, su coche y todas sus ganancias. Como personas sin hogar llegaron a Damasco y se quedaron en casa de su madre. «Mi marido estaba en shock. No pudo aceptar el cambio. Cayó en depresión. Solía despertarme por la noche y lo escuchaba llorar. Traté de consolarlo, pero estaba desesperado. A decir verdad, no solo mi marido, sino la mayoría de los hombres cristianos de Irbin pasaron por el mismo colapso después del atentado».

Irbin estuvo seis años bajo el control de los rebeldes. El lugar estaba desierto de sus habitantes originales. En marzo de 2018, el ejército sirio en cooperación con las fuerzas rusas recuperó el control sobre el este de Ghouta, incluido Irbin.

Aunque las mujeres casadas en Siria no suelen tener trabajo remunerado fuera de su casa, Nazek se sintió obligada a hacerlo porque su marido ya no podía mantener a su familia. Tenía el sueño de abrir una tienda en Irbin, pero necesitaba dinero para iniciar un negocio así. A través de su iglesia, envió una propuesta de proyecto a nuestro socio local en Siria. Ella pidió dinero para abrir una tienda de ropa para mujeres. Aceptaron su propuesta. Nazek encontró un lugar para alquilar en Irbin y en mayo de 2020 abrió la tienda en su querido suburbio.


Trabajó duro por su cuenta para preparar la tienda. «Durante el invierno venía a Irbin para preparar la tienda. Tenía que coger dos autobuses diferentes para llegar aquí. Esperaba bajo la lluvia y el frío, pero sabía que necesitaba paciencia y tenía que ser fuerte para pasar el proceso de preparación. Doy gracias a Dios porque bendijo mis esfuerzos».

Mientras Nazek nos sirve una taza de café, miramos a esta mujer llena de esperanza y energía. Constantemente tiene una sonrisa en su rostro cálido. Viste con una camisa de lana y una chaqueta gruesa, para protegerse del clima frío de este día de principios de primavera. Las numerosas ruinas de este vecindario lo convierten en un lugar perfecto para que juegue la brisa fría.

Nazek habla de su tienda con entusiasmo, señalando los coloridos y bonitos vestidos. «Tengo vestidos de alquiler para mujeres que no pueden permitirse comprarlos para ocasiones formales. Especialmente hoy en día con la crisis económica, la mayoría de las mujeres no comprarían un vestido a un precio muy alto solo para usarlo una vez para una boda o una celebración. Coso, reparo y modifico ropa para la gente».
 

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No fue un comienzo fácil. El COVID-19 tuvo un impacto fuerte en su negocio, como en tantos otros. «Desafortunadamente, el año pasado debido al COVID-19 no había mucho trabajo por hacer. Me infecté con el virus y tuve que quedarme en casa y no trabajar por un tiempo. Este año, gracias a Dios, está mejorando mucho y también viene gente de los pueblos vecinos a mi tienda».

Su fe la ha ayudado. Nazek comenta: «La oración es la fuente de mi esperanza. La

La oración es la fuente de mi esperanza.

paz que obtengo cuando estoy en la iglesia me fortalece, y esto me da consuelo interno y optimismo para el futuro».

Irbin es una zona principalmente musulmana. Hasta el momento, solo dos familias cristianas regresaron al lugar desde que volvió a estar seguro. A veces, Nazek se enfrenta a la forma en que las personas que lo rodean ven a los cristianos. «Dos meses después de abrir la tienda, un niño de unos 9 o 10 años se me acercó: “¿sales así sin hiyab (pañuelo en la cabeza)?” y yo dije: “Sí, ¿por qué?” Entonces él contestó: “porque te irás al infierno”. El niño estaba reflejando las creencias de su comunidad. Sé que tengo que aguantar este lado de nuestra cultura y vivir con él, especialmente aquí en Irbin».

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El padre Danial Nehme, líder de la Iglesia Ortodoxa en Irbin desde 2005, y uno de nuestros socios locales, nos dice: «Estoy decidido a quedarme aquí en Irbin, esta zona está casi vacía de cristianos, somos la única iglesia aquí, el único faro del Evangelio»

«Pocos cristianos, como Nazek, que todavía viven en Damasco, trabajan ahora en Irbin. Vienen y van a diario. Ojalá con tu apoyo podamos restaurar la vida en esta ciudad y reunir a la congregación después de que se hayan esparcido por todo Damasco», dice el padre Danial.

Danial es muy positivo acerca del proyecto para generar ingresos de Nazek. «La tienda no es el único proyecto que hizo la iglesia en Irbin», dice el padre Danial. «Hicimos cinco proyectos de generación de ingresos en Irbin. Además de eso, con tu ayuda, renovamos el salón de la iglesia y dos salas para el ministerio de nuestros niños».

La destrucción en Irbin ha sido enorme, pero la alegría y la esperanza que tienen los cristianos allí es aún mayor. Aman su pueblo y están decididos a reconstruirlo, mantenerlo vivo y salvar la presencia de la iglesia en él a través de ellos y sus hijos.

*Nombre cambiado por motivos de seguridad