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Nada Hamad Koko y su marido, Hamouda Teya Kaffi, debían comparecer ante el Tribunal de Al-Baqir, estado de Gezira, el 15 de septiembre para una audiencia por cargos de adulterio cuando supieron que se había presentado una segunda denuncia penal contra ellos, concretamente por apostasía. Posteriormente, la audiencia se reprogramó, dijo John Samuel, experto legal de Puertas Abiertas para el África subsahariana.
Ambos eran musulmanes cuando se casaron en 2016. Cuando, dos años después, Hamouda se convirtió al cristianismo, la familia de Nada la obligó a anular su matrimonio en un tribunal islámico.
En Sudán es ilegal que una mujer musulmana se case con un hombre no musulmán y, en ese momento, abandonar el islam se castigaba con la pena de muerte.
«La presión psicológica sobre Nada y Hamouda es alta».
John Samuel
Ante tanta presión, se divorciaron y Nada volvió a vivir con su familia con los dos hijos de la pareja. Después de que la apostasía (dejar la propia fe para adoptar otra) fuera despenalizada en 2020, la pareja se reunió en 2021 y Nada anunció que ella también se había convertido al cristianismo.
La familia los denunció a las autoridades y fueron arrestados por cargos de adulterio, porque el tribunal de la Sharia los había declarado divorciados y el fiscal consideró que la conversión de Nada no era válida. La pareja, si es declarada culpable de adulterio, enfrenta una posible sentencia de 100 latigazos y un año de exilio interno.
«La presión psicológica sobre Nada y Hamouda es alta», dijo Samuel. «Este es otro ejemplo de los desafíos que enfrentan los cristianos de origen musulmán, tanto social como legalmente. Los jueces abren casos para intimidarlos y presionarlos para que regresen al islam e, incluso si se retiran los cargos, los acusados se vuelven fácilmente identificables dentro de su comunidad y están sujetos a mayores amenazas y peligros».
El mes pasado, un tribunal desestimó un caso de apostasía contra cuatro cristianos conversos de Darfur debido al hecho de que dejara el islam formalmente, ya que ya no es un delito penal en Sudán.
En los últimos meses, ha aumentado el temor entre los cristianos de Sudán de que su país esté cayendo nuevamente en el control de los islamistas.
La transición de Sudán a un gobierno civil después de 30 años de dictadura militar bajo el expresidente Omar al-Bashir que comenzó en 2019, fue detenida por un golpe de estado del ejército en octubre del año pasado. Desde entonces, el ejército de Sudán ha comenzado a otorgar posiciones influyentes a exmiembros del Partido del Congreso Nacional y aliados de al-Bashir. Bajo el NCP, con al-Bashir a la cabeza, se introdujo e institucionalizó una interpretación estricta de la sharía.
Señor, te doy gracias por las conversiones de estas personas. Te ruego que este proceso judicial no merme su fe, sino que tú los animes y reconfortes. También te pido que se haga justicia y este matrimonio pueda volver a estar unido. Amén.
