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Habían acudido para rendir homenaje a uno de los miembros de su iglesia que había fallecido recientemente. A las 9 de la noche del lunes 8 de septiembre, los cristianos de la aldea de Ntoyo se reunieron en el funeral en el este de la República Democrática del Congo (país número 35 en la Lista Mundial de la Persecución 2025).
Pero lo que se suponía que iba a ser una reunión pacífica de creyentes que lloraban juntos terminó en un baño de sangre cuando los militantes atacaron con armas de fuego, principalmente con machetes. Cuando estos extremistas se marcharon, 70 cristianos habían muerto, 100 habían sido secuestrados y 16 casas habían sido incendiadas.
«Llegaron y empezaron a matar», dijo Mbula Samaki, líder de la iglesia 55e CEBCE en Mangurejipa. «Los que intentaron huir fueron acribillados a tiros y otros fueron asesinados con machetes».
Paluku Nzalamingi, párroco de la localidad, describió las escenas que vio cuando acudió al lugar: «Es horrible lo que vi. [Cuerpos de] mujeres en colchones en la sala de estar... otras en el pasillo, inmóviles; otras fuera, en el terreno. Algunos cuerpos están en la carretera, en terrenos cercanos al centro de Ntoyo. Mataron a casi todas las personas que se habían reunido en el lugar del entierro».
El líder de la iglesia de la zona escapó por poco del ataque, ya que acababa de salir del pueblo. «Acababa de pasar por Ntoyo», le dijo a un colaborador local de Puertas Abiertas. «Menos de 30 minutos después, nos enteramos del ataque. Dios todavía tiene una misión para mí».
Pero esto solo sería el comienzo de la matanza perpetrada por las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF), que se han alineado con el grupo Estado Islámico.
A la mañana siguiente, los terroristas volvieron a atacar, esta vez contra los agricultores cristianos de Potodu, una comunidad cercana a la ciudad de Oicha. Allí masacraron a los creyentes que acampaban en sus granjas, un medio de supervivencia para muchos que viven de la tierra y venden sus cosechas para ganarse el sustento diario.
«Es una noche de tristeza y desolación para los cristianos», dijo el pastor Paluku, de la CECA20 Oicha.
En este momento, el número de muertos en Potodu asciende a 30, pero se espera que aumente. En el momento de la masacre, varias personas seguían desaparecidas.
«Que Dios venga en nuestro auxilio, porque estamos hartos de estos asesinatos en el territorio de Beni», se lamentó el pastor Paluku.
«Que Dios venga en nuestro auxilio, porque estamos hartos de estos asesinatos»
Pastor Paluku, iglesia CECA20 de Oicha, Congo
Como es habitual, los ataques han provocado la huida de muchas personas de las zonas afectadas. Tras el ataque en Potodu, los que reunieron el valor para quedarse pasaron la noche con familias de acogida en Oicha. Los que huyeron del ataque de Ntoyo se refugiaron en localidades cercanas. Debido a la violencia continuada, la RDC tiene una de las mayores poblaciones desplazadas del África subsahariana.
En dos días, un total de al menos más de 100 cristianos perdieron la vida en la RDC por elegir seguir a Jesús en una región que los extremistas islámicos quieren convertir en un califato.
Los cristianos del África subsahariana son algunos de los creyentes más resistentes del mundo, pero los incesantes asesinatos están pasando factura, como los recientes que sufrió este país africano en julio.
«Las masacres están debilitando la fe de los cristianos», afirma el reverendo Alili, de la iglesia 3e CBCA de Njiapanda, que ha acogido a cristianos que huyen de Ntoyo. «El mes pasado se sucedieron las masacres, y en septiembre, Señor, por favor, ven en nuestra ayuda».
Añade que los cristianos que estaban en los campos están desorientados. «Era la época en que iban a cosechar su padi [cultivo], pero mirad lo que les está pasando», dice. «Nosotros, la iglesia, [no sabemos qué decirles ni qué hacer por ellos]. No están dispuestos a dormir en la iglesia por miedo a ser atacados como aquellos que fueron asesinados en el funeral».
Las autoridades gubernamentales han visitado las comunidades afectadas para mostrar su solidaridad con los residentes.
El reverendo Alili hizo un llamamiento a la oración mundial: «Por favor, hermanos, unámonos en oración para contrarrestar al enemigo. Dios dice que si Él no vigila la casa, los que vigilan, vigilan en vano. Oremos juntos por los cristianos del este de la República Democrática del Congo».
Jo Newhouse*, portavoz de la obra de Puertas Abiertas en el África subsahariana, se hizo eco de las palabras del líder de la iglesia: «Pedimos al Cuerpo de Cristo que mantenga en oración a la Iglesia del este de la RDC. Orad para que Dios les consuele, provea a los desplazados y su Espíritu les dé fuerzas para mantenerse firmes en medio de estos ataques selectivos».
Una vez más, nuestros hermanos de la RDC están de luto por otro ataque contra sus vidas y sus medios de subsistencia. A pesar de ello, el mundo apenas reconoce lo que está sucediendo. Debemos romper el silencio. Debemos detener la violencia e impulsar la regeneración de la Iglesia en el África subsahariana. Nuestra familia africana nos ha desafiado a romper el silencio y a levantar un millón de oraciones y peticiones con ellos, mientras alzamos nuestras voces con ellos.
Por favor, tómate un minuto (si aún no lo ha hecho) para orar y añadir una oración a nuestra petición de la campaña #LevantateAfrica: puertasabiertas.org/levantate.
*Firma la petición global para pedir que los cristianos de África Subsahariana sean tratados con dignidad y respeto. Nuestra intención es levantar millones de voces para presentarlas ante las Naciones Unidas y la Unión Africana.
Recibe las últimas noticias en tu móvil. Suscríbete a nuestro canal de Telegram.Señor de toda misericordia, hoy clamo por tus hijos en el este de la República Democrática del Congo. Tú conoces su dolor, las lágrimas derramadas por la pérdida de sus familias y la herida que estos ataques han dejado en sus corazones. Te ruego que seas su consuelo en medio de tanta aflicción y que tu paz guarde sus vidas. Padre, detén la violencia y detén la mano de los asesinos; muestra tu poder donde parece que reina la oscuridad. Fortalece el espíritu de los que siguen adelante, y protege a quienes con tanto riesgo acompañan a sus comunidades en el último adiós a sus seres queridos. Solo Tú puedes traer esperanza donde todo parece perdido. Por favor, detén la violencia e impulsa la regeneración en África subsahariana. En el nombre de Jesús, amén.
