Reflexiones 16 julio 2022

Guárdame como a la niña de tus ojos

La experiencia humana demuestra que las personas sufrimos males de diferentes grados a lo largo de nuestras vidas.

 

 

Guárdame como a la niña de tus ojos;
Escóndeme bajo la sombra de tus alas.

Salmo 17:8

Al ser una de las partes más delicadas del cuerpo, el ojo se cuida como algo muy preciado. Por lo tanto, no me extraña que la imagen que se tenga de uno cuidando a otro como la niña de sus ojos sea la de protegerle de todo mal. Sin embargo, la experiencia humana demuestra que las personas sufrimos males de diferentes grados a lo largo de nuestras vidas.

Jesús ya nos avisó de que en el mundo tendríamos aflicción. Pero a la vez que dijo eso, dijo que siempre estaría con nosotros y que Él ya ha vencido al mundo. David en el salmo 23 dice que no tiene miedo a ningún mal porque sabe que Dios estará con él vaya donde vaya. La protección de Dios es el cuidado que necesitamos para mantenernos en el camino a pesar de la oposición con la que nos encontramos.

Shivani es una cristiana que aprendió esta lección. Antes de conocer a Cristo, su familia arregló su matrimonio con un hombre que parecía bueno y ser de buena familia. Poco después de su casarse con él, se dio cuenta de que era un borracho que no ganaba lo suficiente para sostener a su familia. Además, la maltrataba cuando volvía a casa borracho.

Jesús ya nos avisó de que en el mundo tendríamos aflicción. Pero a la vez, dijo que siempre estaría con nosotros y que Él ya ha vencido al mundo.

Añadido a su sufrimiento causado por este hombre, tenía la carga de que no podía tener hijos. La familia quería descendencia y ella no la estaba aportando. Mientras ella buscaba la forma de quedarse embarazada, su suegro entró en contacto con una iglesia cristiana y animó a Shivani a ir. Ella, al ir a la iglesia le dijo a Dios que, si Él le concedía tener un hijo, ella le entregaría su vida. Dios escuchó su oración y permitió que tuviera un hijo.

La alegría de tener un hijo le duró poco. Después del nacimiento del niño, sus suegros se apartaron de la iglesia y se volvieron en contra de Shivani. Los que le animaron a ir a la iglesia, ahora le insultaban y le pegaban por no querer abandonar su fe en Cristo. Además del abuso físico sufrido por su familia, sus vecinos la difamaban diciendo cosas crueles acerca de ella que llegaron a poner a sus hijos contra ella también.

En medio de su sufrimiento, oró a Dios pidiendo ayuda. No podía dedicar un tiempo a orar a solas porque no gozaba ni de tiempo ni de privacidad. Así que oraba en su corazón. Dios proveyó un camino para ella por medio de una amiga que tenía un salón de belleza y se ofreció a enseñarle como llevar uno. Al mismo tiempo, Puertas Abiertas supo de su situación y fue a verla.

Puertas Abiertas pudo aportar un dinero para ayudar a Shivani a montar su propio Salón de belleza y empezar a ganar dinero por su cuenta. De esa manera, pudo dejar de depender de sus suegros para alimentar a su familia. Encontró alivio en medio de su sufrimiento. Esto es lo que le llevó a decir que Dios le cuidaba como a la niña de sus ojos.

Sus problemas no se habían acabado. Los vecinos seguían acusándole de cosas terribles, su marido seguía maltratándola, sus suegros eran malos con ella. Pero ella encontró alivio por medio del salón de belleza. Al cabo de un tiempo, sus hijos se dieron cuenta de que lo que los vecinos decían era mentira y empezaron a apoyar a su madre. Se dio cuenta de que Dios escuchaba su oración y la quería. Así es como ella entendió el significado de ser cuidada como la niña de los ojos de Dios.