Unas setenta personas sentadas en sillas de plástico blancas, cubiertas con cojines mullidos para permitirles estar más cómodos, escuchan atentamente al hombre en frente. El pastor George Moushi acaba de presentar al pastor que predicará este domingo.
La iglesia está totalmente llena de creyentes, los hombres mayormente al frente, las mujeres detrás. La mayoría de las mujeres tienen el cabello cubierto.
Hay un 30 % de cristianos de trasfondo musulmán en esta Iglesia de la Alianza, un Centro de Esperanza en la ciudad de Qamishli en el noreste de Siria. Como ya habíamos estado apoyando a la iglesia por la ayuda generosa de nuestros colaboradores
a través de los años, esta iglesia respondió inmediatamente cuando tuvo lugar la invasión turca del noreste de Siria en octubre de 2019. También después, cuando la crisis de la COVID-19 trajo más dificultades para la población, comenzaron a ayudar
inmediatamente.
Qamishli alberga más iglesias, pero esta es la única que se reúne en una iglesia no oficial. El pastor está casado y es padre de tres hijos. «Crecí en una familia cristiana. Mi padre era cristiano ortodoxo y mi madre cristiana evangélica. Soy su único hijo. Acepté a Jesús cuando tenía 13 años», compartió antes de que empezase el servicio.
George comenzó a dar clases de gimnasia, pero también participaba activamente en la iglesia. En el año 2000, contrajo matrimonio con Hannan. «Tomamos juntos la decisión de empezar a tener una iglesia en casa. Comenzamos a tener nuestras reuniones. Al principio, solo acudían dos o tres personas. La iglesia creció y la dirección de la Iglesia de la Alianza en Siria nos pidió empezar una iglesia. Compramos un terreno para construir la iglesia. Ahí estamos construyendo en este momento».
Para poder dirigir la iglesia, estudió teología entre 2005-2008 en el Líbano. «De vuelta en Siria, la iglesia continuó en un apartamento en alquiler que cerró en 2010. Tuvimos que mudarnos varias veces, hasta que empezamos a utilizar el apartamento de mis padres, donde estamos ahora. Mi padre falleció hace dos años y mi madre vive con nosotros. Tenemos espacio para unas 60-70 personas. No podemos acoger a más».
Echando un vistazo a la iglesia, todos los asientos están ocupados durante el culto. Tener el culto en un apartamento supone una gran desventaja. «En nuestra cultura, mucha gente no se siente cómoda yendo a un culto en un apartamento, quieren ir a un culto en una iglesia de verdad. No es bueno para la reputación de nuestra iglesia que nos reunamos en un apartamento.
«Necesitamos un edificio».
El pastor sigue diciendo: «Algunos usan este apartamento en nuestra contra. Recientemente, hemos visto cómo ha crecido la iglesia. Muchos musulmanes han venido a Cristo. En nuestra iglesia, el 25-30 % de la gente es de trasfondo musulmán».
Los conversos del islam son bienvenidos en la iglesia del pastor George. «Las iglesias ortodoxas y católicas en Qamishli son reacias a recibir a estos nuevos creyentes por lo que, a menudo, les proponen que se unan a nuestra iglesia». La iglesia del pastor George se centra mucho en el evangelismo y en el entrenamiento de discipulado. Usan el programa que nuestra organización desarrolló y que ahora se emplea en muchos países de la región. «El curso está marcando una gran diferencia».
Siria ha visto cómo muchos cristianos han abandonado el país en los últimos nueve años a causa de la guerra. Antes de la guerra, había unos 1,8 millones de cristianos en el país. Ahora solo quedan 800.000, aproximadamente. Como en cualquier parte en Siria, la iglesia en Qamishli ha visto cómo muchos de sus miembros se marchaban. «Pero los asientos que habían quedado vacíos se volvieron a llenar de nuevo con otras personas». Lo triste es que «varias personas equipadas, que hasta cierto punto eran líderes, se marcharon». Empieza a nombrarlos uno a uno y los cuenta. Llega a una docena de trabajadores que se fueron.
«Por supuesto, Dios no nos abandonó».
«Mucha gente aceptó a Cristo y se sumó a la iglesia. A pesar de que la guerra era tan horrible, Dios transformó las cenizas en belleza, y mucha gente acudió a Cristo. El Señor también fue fiel para levantar a más personas que nos ayudaran. La iglesia es la esposa de Cristo y Dios es responsable de su iglesia. Yo soy responsable de servirle en la iglesia. La iglesia está creciendo más ampliamente ahora».
El pastor cuenta lo que llevó a este crecimiento: «La guerra ha hecho que la gente piense sobre su vida. Piensan: “¿Dónde iré después de morir?” La guerra ha hecho que la gente de trasfondo musulmán cuestione su fe. Cuando la iglesia empezó a visitarles, empezaron a entender acerca del amor de Dios. Les enseñamos que Dios es amor y que Dios ama a las personas. Algunos han venido a la fe y acuden a la iglesia. La guerra, en mi opinión, tiene aspectos positivos. Es una oportunidad para que la gente oiga de Jesús. La gente oye la Palabra de Dios y sabemos que la Palabra de Dios no regresa vacía. Nosotros, como iglesia, debemos poner estas semillas en el corazón de la gente, y Dios continuará trabajando con eso».
«Cuando un musulmán se convierte, por supuesto que sufre persecución. Jesús dijo que en el mundo tendríamos muchas aflicciones. Cuando alguien se convierte al cristianismo, no tiene una vida perfecta. Jesús dijo que tendrán muchos problemas en este mundo. Cuando un musulmán se vuelve cristiano, su familia le persigue por sus creencias. El islam prohíbe a un musulmán convertirse al cristianismo. Dice, incluso, que esa persona debería ser asesinada. Es peligroso volverse cristiano. Los nuevos creyentes lo saben, pero no les importa. No tienen miedo a ser asesinados. Muchos han declarado abiertamente su fe, saben que pueden perder su herencia, sus propiedades y que pueden recibir amenazas (de hecho, algunos las reciben). Algunos nuevos creyentes recibieron amenazas de muerte, pero, gracias a Dios, no han sido asesinados».
«Por supuesto, estas personas de mi iglesia son perseguidas. Algunas han recibido palizas por su fe. En una familia, los padres amenazaron con matar al nuevo creyente. Por ello, esta persona tuvo que huir». Las familias tuvieron que dejar la ciudad por las amenazas. «Permanecieron firmes en Jesús. La persecución produce que haya creyentes que siguen más a Dios. Están dispuestos a morir por Jesús».
«La mayor esperanza que podemos ofrecer es la que ofrece Jesucristo».
Como muchas personas en la región empezaron a estar necesitadas por el desplazamiento y la terrible situación económica en el país, la iglesia comenzó con la ayuda de nuestros fieles colaboradores, que ayudaron a las familias más necesitadas. «Ayudamos asistiendo, con todo tipo de ayuda humanitaria pero también apoyamos a los estudiantes. La iglesia dispuso alojamientos para algunas familias. Una familia recibió ayuda para huir a otra ciudad en el país».
Gracias a esta ayuda, las puertas estaban completamente abiertas al evangelio. «A través de nuestros programas, intentamos forjar relaciones con la gente a la que se le han abierto las puertas para conocer a Jesús. La mayor esperanza que podemos ofrecer es la que ofrece Jesucristo». Toda la ayuda se proporcionó incondicionalmente. «Pero también, siempre hemos ofrecido el mensaje de Jesús, dependiendo de lo abierta que estuviera la puerta. No llenamos solamente el estómago de la gente».
«La iglesia en Qamishli empezó la labor de socorro en 2012». Puertas Abiertas les ha apoyado desde entonces. «Empezó de manera relativamente pequeña, con solo un puñado de paquetes. Más tarde, tuvimos más conexiones/relación, vuestro apoyo, y pudimos aportar más ayuda. Comenzamos con paquetes de alimentos, pero después también empezamos a ofrecer asistencia médica y ayuda a los estudiantes. El número ha disminuido ahora. En 2020, dimos paquetes a unas 120 familias».
«Dos veces al año tenemos una reunión con personas discapacitadas. Les ayudamos en Navidad y Semana Santa con regalos y un buen encuentro. Queremos enseñarles también a través de esto el amor de Dios. La reunión también tiene el propósito de animar a los padres que se ocupan de ellos. En nuestra cultura, los padres se suelen sentir molestos cuando tienen un hijo discapacitado, y culpan a Dios. Con nuestros encuentros, esperamos aclarar las cosas y enseñarles que sus hijos también fueron creados a imagen de Dios».
Los niños y jóvenes de la iglesia participan en estas actividades. «Queremos enseñar un modelo a nuestros hijos y animarlos a servir. Plantamos semillas en sus corazones para que cuando crezcan, también empiecen a ayudar a los demás. Creo que los niños forman parte del plan de Dios».
El pastor George está entrenado en el programa de discipulado que nuestra organización ha desarrollado para Oriente Medio. «Me encanta el método. Ver a todos estos nuevos creyentes fieles en la iglesia, este método está ayudando a la gente a sentar una base sólida en su vida cristiana».
Cuando las fuerzas armadas turcas lanzaron bombas aquí (en octubre de 2019), muchas bombas explotaron directamente, o alrededor, de las casas en las zonas habitadas. «Voy a llevaros a visitar a algunas de esas familias», añade el pastor.
«
Muchas bombas cayeron en nuestra ciudad. Hubo personas que fueron asesinadas, heridas, así como casas y tiendas destruidas. Sentimos mucho miedo, un gran temor de que el ejército turco entrara en nuestra ciudad».
Cuenta sobre la gente que ha sido herida o asesinada durante estos bombardeos: «Visitamos a estas familias y les transmitimos apoyo. A algunas les ofrecimos ayuda económica y les dimos cupones de comida. Algunas de las familias desplazadas venían a Qamishli de otras ciudades. Sólo tenían la ropa que llevaban cuando huyeron de su hogar. Hacía mucho frío en los campamentos donde estuvieron primero. Les ayudamos con ropa de abrigo como chaquetas, calcetines y zapatos para algunos niños que no tenían. ¿Cómo podríamos enseñarles el amor de Dios si no satisfacíamos sus necesidades básicas? En la epístola de Santiago, aprendemos que debemos darle a la gente alimento que comer y ropa con la que vestirse».
«Cuando los turcos entraron en Siria, había mucho miedo, por supuesto. Turquía ya casi había invadido nuestra ciudad, puesto que querían instaurar una zona de seguridad a 30 km de su frontera. Debéis saber que el norte de nuestra ciudad está a unos 100 metros de Turquía y podría incluirse en aquella zona. Sí, había mucho miedo a que vinieran. En aquel momento, muchas familias tenían miedo de mandar a sus hijos al colegio. Podrían hacer cosas horribles, herir a mujeres, robar casas y causar mucho daño».
«En aquel momento, por supuesto, también tenía miedo. Sin embargo, confiaba en Jesús, estuve orando, y se lo dije a Jesús. No tenía tanto
«La gente seguía viniendo a la iglesia, aunque cayeran bombas».
miedo de lo que me podía pasar, si no de cómo ayudar a toda esa gente». Tan pronto como caían las bombas, él y otros empezaron a llamar a los demás para ver cómo estaban. Fueron a comprar pan, otras cosas de comer y medicina para las familias. La iglesia alquiló un lugar en el que vivir para algunas familias.
«Todas las iglesias en Qamishli empezaron a orar para que esta guerra se detuviese. La gente seguía viniendo a la iglesia, aunque cayeran bombas. Incluso venían con sus hijos. También fui a visitar a personas que estaban heridas en el hospital».
«También tuvimos malas experiencias con el ejército turco cuando invadió Afrin Tuvimos una historia con ellos», continúa contando el pastor. «Hemos visto cómo los extremistas llegaron a los pueblos asirios en las fronteras del río Jabur (sur de Hasaka) en 2015. Conscientes de eso, tuvimos mucho miedo cuando vino su ejército a finales de 2019. Mucha gente de nuestra ciudad se fue a otros lugares de Siria. Cuando las bombas turcas cayeron, luchamos con la duda de si debíamos quedarnos o irnos».
«Tuvimos una reunión con los miembros de nuestra iglesia. Quería tomar una decisión junto a la iglesia. Oramos y pedimos sabiduría a Dios. Al mismo tiempo, ya intentaba encontrar medios de transporte para poder irnos. Era tan duro, ¿qué debería aconsejar, ¿cuándo les diría que tenían que quedarse, me culparían si algo les hubiera ocurrido? Oramos y después les invitamos a decir lo que quisieran. Alrededor del 60 % quería quedarse. Ya había tomado algunas medidas para los que querían quedarse. Habíamos comprado comida extra y otras cosas. Sin embargo, también comprobé si otras iglesias pudieran acogernos cuando tuviéramos que huir. ¡Me alegré mucho por la cantidad de iglesias que nos ofrecieron un lugar en el que quedarnos!»
«Quería apoyar a ambos grupos, los que se quedaban y los que se iban, pero no quería irme si todavía había un miembro de la iglesia en Qamishli. Sabíamos que podíamos esperar cualquier cosa de aquellos grupos que luchaban con el ejército turco. Era muy duro también para mí como padre. ¿Cómo podría ayudar a los que se iban a quedar y a los que se iban a ir? Aunque sólo se fuera a quedar una persona, yo también me quedaría. Es como un padre que no quiere dejar a su familia. Para mí la iglesia es mi familia. No les dejaría».
Continúa diciendo: «la gente debe saber que hay un pastor en Qamishli que ayuda a las personas necesitadas, sin importar su denominación». El pastor cuenta historias de cómo visitó a algunas personas heridas y oró con ellas, cómo intentó
animar a la gente y cómo la iglesia apoyó con comida a las familias aquellos días. «Cuando quieres llevar el amor de Dios, no puedes cerrar los ojos y no ver sus necesidades. Queremos mostrar un amor práctico a la gente, sin considerar de qué trasfondo vienen».
Como el ejército turco no había tomado Qamishli, hubo personas desplazadas que fueron desde zonas ocupadas por las fuerzas armadas turcas y la milicia que lucha con ellos. «Venían con tanto miedo y a veces únicamente con la ropa que llevaban puesta. Mientras la temporada de frío se acercaba, les dimos buena ropa de invierno como chaquetas, calcetines y zapatos para aquellos que no tenían. La iglesia también ayudaba con pequeñas cantidades de dinero para que las familias pudieran comprar lo que necesitasen. No queríamos ignorar las necesidades de los demás. Todos han sido creados a la imagen de Dios y queremos mostrar amor a todo el mundo. Jesús nos enseñó a mostrar amor, a aceptar a los demás. Esto nos motivó a mostrar el amor de Dios a la gente de una manera muy práctica. No mirábamos a su trasfondo, si eran cristianos o musulmanes».
«Ayudamos todo lo que pudimos».
La iglesia tiene tres reuniones por semana en el apartamento en el que se juntan: el domingo, el martes y el jueves a las 18:00. Por la mañana hay grupos de discipulado (el viernes para las mujeres y el resto de los días para los hombres). Hoy en día, la congregación está construyendo una nueva iglesia, con espacio para 350-400 personas. «Confiamos en Dios que podremos terminar el edificio». Empezaron a construirlo en 2013. En el edificio habrá una entrada principal con un balcón, una oficina para el pastor, un centro médico en el sótano, una pequeña biblioteca, un espacio para jóvenes y niños, y habitaciones de invitados. A finales de 2019, la iglesia reanudó las obras. Un día, llevaron al pastor a la comisaría y las autoridades kurdas le interrogaron durante seis horas. «Me pusieron en una celda con terroristas», dice. «Dicen que debería detener las obras».
«Me pusieron en una celda con terroristas».
«¿Por qué una iglesia cuando podemos reunirnos en un apartamento?», alguien puede preguntar. «La gente se siente más cómoda yendo a una iglesia formal que a un apartamento», explica el pastor. «Es parte de nuestra cultura que las iglesias deben tener un edificio. Ahora muchos piensan que no somos una iglesia real. Incluso para el gobierno es más fácil aceptar una iglesia que tiene un edificio».
El pastor sabe que solamente puede hacer esta gran obra mediante el apoyo de muchos cristianos alrededor del mundo. «Gracias por vuestra ayuda para hacerlo posible. Por favor, seguid ayudándonos. Hay mucha pobreza, la caída de la libra siria afecta a todos. Muchas familias viven ahora con un ingreso de sólo 50 euros al mes. Es una situación verdaderamente difícil. Por supuesto, no podemos ayudarles en todo, pero podemos ofrecerles lo básico. Si una familia así no recibiera apoyo, naturalmente dejaría el país. Gracias por ayudarles a permanecer en Siria. Gracias por ayudarnos antes y después de la invasión turca. Por favor, seguid ayudándonos».
Cuando le preguntan qué podemos orar por Siria, el pastor dice: «Orad para que la gente permanezca firme en Jesús. Orad para que la economía se recupere. La guerra todavía no ha terminado. Orad para que los cristianos se queden en el país. Orad para que se cubran sus necesidades básicas. A menudo, veo gente buscando comida en cubos de basura en la calle. La situación es mala. Orad para que haya oportunidades de empleo para la gente».
«La guerra todavía no ha terminado».