Noticias 30 octubre 2023

Entrevista a David Delgado, coordinador de Operación Niño de la Navidad

Esta iniciativa impulsada por Decisión busca movilizar a la Iglesia global para enviar cajitas de regalos a los niños que más lo necesitan.

 

 

La Navidad está a la vuelta de la esquina, y tradicionalmente es una época en la que hay que regalar a las personas más cercanas. Pero ¿y si este año ese regalo fuera para un niño o niña que no conoces y que lo necesita con urgencia? Ese es el objetivo de Operación Niño de la Navidad (ONN), el mayor proyecto solidario infantil navideño del mundo, dirigido por la ONG Samaritan’s Purse y coordinado en España por Decisión, una entidad benéfica evangélica no lucrativa.  

Este regalo tan especial y necesario consiste en una caja de zapatos que cada persona puede llenar libremente con material escolar, de higiene y cualquier detalle especial, como detallan en su página web. La campaña ya está en marcha y los días de recogida nacionales son del 29 de noviembre al 1 de diciembre. Su coordinador nacional, David Delgado, nos ha compartido no solo cómo podemos participar sino por qué es importante que lo hagamos y cuánto impacta este regalo en la vida de los niños que los reciben. Y también, en la de las personas e iglesias que lo hacen. 

David Delgado entregando las cajitas de Operación Niño de la Navidad  


*Entrevista incluida en la revista «El regalo de la educación» (149, noviembre 2023). Puedes suscribirte para recibir la revista mensualmente en casa de forma gratuita. También puedes leer su versión digital

PUERTAS ABIERTAS ESPAÑA: Cuéntanos en qué consiste este proyecto solidario y cuál es su visión. 
 
DAVID DELGADO: Lo que mueve ONN es demostrar el amor de forma tangible a los niños y niñas con mayor necesidad alrededor del mundo, y hacerlo juntos como Iglesia local y global, compartiéndoles también las buenas noticias del Evangelio. ¿Eso en qué se traduce? Para nosotros, lo más importante es coger este concepto que es el amor de Dios, algo tan abstracto, tan complejo, tan profundo, tan eterno. Nuestra pretensión es expresarlo a través de un regalo, de una cajita llena de regalos con material de higiene personal, juguetes y material escolar. Así, cuando la abran, los niños podrán experimentar que hay un Dios que les ama, que puede traer esperanza a sus vidas y que tiene la capacidad de implicarse en sus circunstancias, independientemente de su trasfondo.  

En cuanto a cuáles son los países en necesidad, no tiene por qué ser donde el producto interior bruto sea más bajo que el de España. Hablamos también de necesidad emocional, de necesidad espiritual, en lugares donde el Evangelio no ha sido compartido o no se puede compartir, donde la Iglesia se está adentrando en nuevos territorios.  

La última parte de esta misión es hacer esto juntos como Iglesia local y global, creemos en la colaboración. Este proyecto nace y parte de las iglesias evangélicas, tanto en los países donantes que enviamos cajitas como en los países receptores de ellas: siempre es la Iglesia quien moviliza, quien hace los repartos e incluso en los lugares donde no se puede hablar abiertamente de Jesús también es la Iglesia a través de creyentes.  

Ellos son los responsables de distribuir las cajitas y cuando hacemos las distribuciones también presentamos el mensaje de de Jesús. Para ello, ofrecemos un curso de discipulado llamado La Gran Aventura que mantiene en conexión a la Iglesia local con los niños y con las comunidades que se quiere alcanzar. Siempre hablamos de 3 factores que envuelven a ONN: el primero es la proclamación del Evangelio, luego el discipulado haciendo discípulos a las naciones, en este caso a los niños y niñas, y luego de la multiplicación del reino de Dios. Al final es coger esa Gran Comisión que nos da Jesús y reproducirla en todos los lugares donde estamos. 
 
PAES: Dentro de este gran proyecto, ¿cuál es tu papel específico sobre la práctica? 

D.D.: Pues mi papel básicamente es ser el coordinador nacional en España. Actualmente, formamos parte de una red de más de 120 países, que se dividen entre los países domésticos o los países donantes y los países receptores que pertenecen al equipo internacional. Desde España, formamos parte del equipo doméstico o de los países que donan. Yo soy el máximo responsable en conjunto también con David De Lago como director de Decisión. Mi máxima responsabilidad es movilizar a la Iglesia en cuanto a esta misión de evangelización, discipulado y multiplicación del Reino de Dios.  

Ahora mismo contamos con unos 28 equipos movilizándose de forma plausible en muchas provincias de España. También me encargo de coordinar o solventar todas las áreas de ONN, desde el aspecto financiero, marketing, comunicación, relaciones institucionales... Sobre todo, mi tarea es proteger la visión: por qué hacemos lo que hacemos, comunicar eso y pensar cuáles son nuestros márgenes de crecimiento y de alcance para el Reino de Dios. Al final, mi objetivo es que la Iglesia entienda la misión real de ONN y ser parte de este precioso equipo en el que Dios me ha puesto. 

«He visto cómo con algo tan simple como una caja de regalos se nos abren puertas en lugares donde de otra forma no podríamos adentrarnos».

PAES: Más allá de la visión global, ¿qué es lo que te motiva a ti personalmente para seguir con el proyecto cada año? ¿Por qué crees que sigue siendo necesario? 

D.D.
: En primer lugar, creo que es un proyecto que viene directamente gestado en las entrañas del cielo y de la eternidad. He visto una y otra vez cómo hay tanta oposición, y vosotros en Puertas Abiertas también lo sabéis. Pero también he visto cómo con algo tan simple como una caja de regalos se nos abren puertas en lugares donde de otra forma no podríamos adentrarnos, para compartir que hay un Dios que les ama. Así descubren la esperanza y que hay un Dios que no es de ira o de juicio, sino que es real, cercano, relacional, Padre y amigo. Sigo viendo cada día cómo Dios está tejiendo esto que es maravilloso.  

Por otro lado, mi gran pasión es la Iglesia local y ONN es un proyecto por y para la Iglesia. Imagínate, participan más de 120 países y tan solo en España tenemos registradas 684 iglesias que participaron el año pasado, cada una con su expresión en la diversidad del cuerpo de Cristo, pero todas a una misma voz. Esto se hace eco de esa última oración de Jesús que vemos en Juan 17, donde le dice: «Padre, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste». Yo veo cómo ONN es un proyecto donde la Iglesia entona esta oración de forma tangible. Y llevándolo a cabo en una misma misión, como un solo equipo, aun siendo de diferentes micro-culturas dentro de nuestra nación: gente de Galicia, del País Vasco, de Andalucía, de la Comunidad Valenciana, de Cataluña, de Madrid...  

A mí eso me apasiona, porque creo que es el plan de Dios para la humanidad y para su Iglesia. Así veo como pues no solamente es un proyecto de evangelización, discipulado y multiplicación del Reino, sino también de generar unidad. He visto cómo ONN ha traído sanidad a iglesias que no se hablaban entre sí en pueblos o en provincias. He visto cómo tiende puentes con ayuntamientos o moviliza a la Iglesia hacia la misión de compartir y alguien que nunca ha compartido lo que cree llega a su empresa y da un paso de fe. He visto ese irrumpir y me parece milagroso y todo eso me condiciona a decir: sí, merece la pena. El Señor está haciendo su obra. 

«Cuando repartimos las cajas, vemos esa necesidad emocional de sentirse amados».

PAES: Después de todo lo que has visto, ¿qué crees que es lo que más necesitan todos estos niños? En todos los sentidos. 

D.D.: Pues lo que más necesitan es a Jesús. Y eso es por lo que nosotros nos movemos. Creo eso no solo de los niños, sino de la humanidad. Pero como comentaba antes, en nuestros países de destino hay diferentes tipos de necesidades. Hemos estado en Ucrania este último año y todos sabemos cuál es la realidad actual allí: niños en situación de orfandad donde el Estado no ha podido dar soporte en un principio y los niños estaban siendo refugiados con familias que les acogían. Literalmente, hemos llevado a cabo repartos en casas con 5 o 6 niños huérfanos hablándoles de que tienen un Padre celestial que no les va a abandonar, que está cuidándoles. Hay realidades como la de Mauritania o la de los campos saharauis donde hemos estado un montón de años y vemos niños en situaciones muy precarias: trabajando con 7 u 8 años, maltratados en todo tipo de formas, desahuciados, con diferentes enfermedades o discapacidades... 

Se trata de una realidad espiritual donde no se puede hablar de Jesús abiertamente y nosotros vamos para poder compartirles a través de nuestras vidas y del proyecto, sobre todo cuando nos preguntan por qué hacemos esto. Cuando repartimos las cajas, vemos esa necesidad emocional de sentirse amados, ya que les vuela la cabeza que ese regalo sea para ellos a condición de nada. Están esperando que alguien se lo quite o sea a cambio de algo, que eso se rompa. 

En lo material, vemos necesidades de todo tipo: niñas con infecciones, niños con todo tipo de enfermedades que aquí en España se arreglan enseguida con un simple antibiótico y allí se extienden... Estas luchas básicas allí les llevan a situaciones extremas, e incluso a la muerte. Hemos estado en países donde la mortalidad infantil está a la orden del día y es muy común perder hijos en las familias, sin saber ni la razón. No hay ningún tipo de soporte y los niños se tienen que buscar la vida. Sabemos que todo lo que va en nuestras cajas se rompe, se desgasta. Por eso, nuestra intención es dar soporte a la Iglesia local para que continúe con la misión. Creemos que el mensaje que portan las cajitas es para siempre. 

David Delgado entregando las cajitas de Operación Niño de la Navidad  


PAES: Has mencionado algunos países de los que habéis estado en los que los niños no pueden hablar abiertamente de Jesús. ¿Has conocido muchos casos de niños que se hayan visto inmersos en la persecución por su fe o por la fe de sus padres? 

D.D.: Pues sí. Hemos visto a niños y jóvenes desahuciados y separados de sus familias. Hemos oído historias sobre niñas mutiladas, niños apedreados, que han tenido que marcharse de sus hogares por haber reconocido a Jesús como su Señor y Salvador. Por ello, las iglesias tratan de proteger a los niños, entonces es difícil el trato con ellos. A veces es toda la familia, a veces son sólo estos niños que se convierten y llevan su fe internamente. Luego, a lo mejor algunos lo comparten, pero otros no pueden dependiendo de su contexto. A veces son los propios gobiernos o policía quienes están al acecho con los típicos chivatazos que se suelen dar sobre las reuniones cristianas. 

Vemos esta realidad, pero tenemos que tener mucho cuidado. Por ejemplo, el Gobierno mauritano sabe que nosotros somos cristianos y trabajamos con ellos porque les conviene, pero no podemos compartir de Jesús. También, hay una iglesia encubierta donde ellos se reúnen y sabemos que hay gente del Gobierno que les tiene fichados, lo cual les puede llevar a la cárcel. 

Es un tema complejo. Los regalos son pasos de fe, porque la persona que lo comparte se está exponiendo y no sabe cómo los niños o su entorno van a reaccionar. Por ello, en muchos de estos repartos, los voluntarios se están jugando la vida. 

 «Quiero ser como estos niños: que los traumas no condicionen mi vida».

PAES: Ya que has tenido un contacto tan directo con los niños, ¿puedes compartirnos qué es lo que más te ha sorprendido de su realidad y una cosa que hayas aprendido de ellos?  

D.D.: Yo me sorprendo con cuán felices son con tan poco. Me sigo sorprendiendo de lo bendecido que que soy, simplemente con venir a mi piso y darle al agua caliente, tras haber estado en otros sitios donde eso no es así. De ellos, aprendo lo que realmente importa en esta vida. Para mí, se resume en que Dios nos ha puesto con un propósito de estar en relación con él, de adorarle. Sigo aprendiendo de la fragilidad de los niños y de ese versículo de Mateo 19:14, donde Jesús dice: «Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos». Yo sigo aprendiendo a través de sus miradas, a través de un abrazo, de poder jugar con ellos. Han impactado mi vida, mi corazón y mi espíritu. Yo quiero ser como como esos niños: no quiero que las circunstancias, las experiencias, los traumas, las heridas, las decepciones de la vida condicionen mi corazón o mi actitud para con mi Dios o para con respecto a la vida. 

Lo que he aprendido para mi vida personal de ellos es tener perspectiva de lo que realmente importa, perspectiva de eternidad. Porque obviamente, cuando te sumerges en su realidad, ves lo desfavorecidos que están. Pero cada vez creo más el mensaje de lo eterno, de salvación, de que estamos aquí de paso y que lo que realmente importa es lo que hacemos con nuestro tiempo, no lo que tenemos en nuestro tiempo. Cuán mayordomos somos del tiempo que Dios nos ha regalado, que en verdad es el único recurso que tenemos. Así que yo me llevo esa perspectiva de las sonrisas que traen el Reino de los cielos aquí. Una bonita perspectiva llena de verdad.  

Descubre cómo hacer tu cajita y los puntos de entrega en la página web de Operación Niño de la Navidad.
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ORA

Ora por una movilización de toda la Iglesia en España para hacer un regalo a los niños más necesitados.
Ora por el trabajo de David y todo el equipo de Decisión, para que Dios les siga utilizando como un puente de su amor hacia la humanidad.
Ora porque todas las cajitas puedan entregarse sin problemas y supongan una bendición muy grande en las vidas de muchos niños.

UNA ORACIÓN POR ONN
 

Señor, te doy las gracias por la fe y la disposición de David para servirte de manera tan práctica y útil. Bendice su trabajo y el de todos los implicados en Operación Niño de la Navidad. Mueve los corazones de muchas personas y hazles ver que es mucho mejor dar que recibir. Obra en la vida de estos niños a través de estas cajitas y ojalá puedan sentirse así muy amados por ti. Amén.