A medida que el invierno se acerca a su fin en Corea del Norte, los cristianos que viven allí se han puesto en contacto con algunos colaboradores de otros países de Puertas Abiertas y nos revelan un panorama desolador.
La sencillez de sus necesidades es tan asombrosa como terrorífica: «Nos falta de todo», asegura un líder de una iglesia clandestina.
«Mientras el gobierno presiona a la gente para que sea más autosuficiente, vemos cómo aumenta la brecha entre ricos y pobres», dice otro creyente de Corea del Norte, que ocupa el primer puesto en la Lista Mundial de Persecución 2024 de Puertas Abiertas.
«La gente de la ciudad está mejor que los que viven en el campo. Afortunadamente, hay mercados negros. Son nuestro salvavidas, pero hoy en día las autoridades los controlan estrictamente [lo que hace más difícil comprar alimentos a un precio asequible]. Muchos carecen de alimentos, sobre todo desde el invierno».
Otro creyente local nos informa de que las autoridades norcoreanas están confiscando varios dispositivos, junto con bienes como cosméticos, discos duros y todo tipo de soportes. «Están buscando [cualquier cosa] que pueda provenir de Corea del Sur», explica el cristiano. «También notamos una vigilancia más estricta de las personas que tienen algún familiar que huyó del país. Tenemos que ser más precavidos. Si haces algo mal o tienes una revista o un equipo inadecuado, te desterrarán a una región remota o te encarcelarán».
«Nos falta de todo. Durante este invierno, muchas personas han muerto de hambre y de frío»
Cristiano clandestino en Corea del Norte
El invierno ha dejado a muchos del pueblo de Dios en Corea del Norte en situaciones ya desesperadas. «Estamos en una grave crisis financiera», dice el líder de una iglesia clandestina. «Durante este invierno, muchas personas han muerto de hambre y de frío».
Este hermano en la fe describe cómo funciona el sistema de calefacción norcoreano. Se llama «ondol» e implica un método donde el calor de un fuego de leña se canaliza a través de canales por debajo del suelo de la casa. El fuego suele estar situado en una estructura externa o en una cocina anexa. El calor producido por el fuego viaja a través de estos canales bajo el suelo, calentando las piedras y el suelo superior. Así, este calor radiante del suelo calienta toda la habitación.
«Muchos apenas tienen leña y sólo pueden encender el sistema de calefacción ondol una vez al día», explica el líder.
Además, muchos ciudadanos, incluidos los cristianos, temen un resurgimiento del virus COVID-19. Aunque nadie sabe con certeza lo grave que fue la pandemia para los norcoreanos, la mayoría de los analistas creen que ha sido mucho peor de lo que el gobierno ha declarado públicamente, sobre todo porque el país cuenta con uno de los peores sistemas sanitarios del mundo. Un rebrote del virus podría tener un impacto significativo en un lugar donde la atención médica es escasa o inexistente.
«En una zona concreta, muchos civiles padecen ‘enfermedades estacionales’», dice a Puertas Abiertas un cristiano norcoreano. «Tienen dolor de cabeza, músculos doloridos, tos, etc. Sobre todo, los ancianos y los niños están sufriendo mucho. Nuestro centro de control sanitario ha registrado que estas enfermedades son simplemente resfriados contagiosos y gripe. Pero bien podría ser COVID. Los síntomas son los mismos y sabemos que la gente está muriendo».
La falta de medicamentos plantea un enorme problema. «No hay medicinas, o la gente no puede permitírselas», afirma este creyente. «Recurrimos a métodos tradicionales, como hacer gárgaras con agua salada, beber té de jengibre o hervir agua con raíz de cebolla verde».
Otras personas están tan desesperadas que van en otra dirección: compran drogas. El número de consumidores de metanfetamina lleva años aumentando en Corea del Norte. «Por favor, orad para que recibamos medicamentos adecuados», pide el líder de la iglesia norcoreana.
Puertas Abiertas se esfuerza por averiguar y transmitir cómo ha sido la vida diaria de los cristianos norcoreanos, y estos nos dan una visión dura y realista. Pero también les preguntamos qué les da esperanza y fuerza: nos dicen que la encuentran en Jesucristo.
«Damos gracias a Dios por su gracia y misericordia, por ayudar y proveer a nuestros creyentes», afirma un creyente local. «Andamos hacia la vida victoriosa en el Señor, con vuestro amor y preocupación. Estamos orgullosos de ser seguidores de Jesús y nos mantenemos juntos unidos en la fe».
Estas palabras reflejan el testimonio valiente de quienes viven en circunstancias impensables en un lugar donde ser descubierto como cristiano puede acarrear el encarcelamiento o incluso la muerte. A medida que se acaba el invierno y la situación se vuelve desesperada, por favor acuérdate de tu familia norcoreana en oración y apoyo.
Señor, te alabo porque incluso en el contexto más peligroso del mundo, tú estás presente. Gracias por cada cristiano que decide seguirte pasando todo tipo de necesidades. Bendice su fe y hazles llegar todo lo que necesitan para el día a día. Protege a toda la Iglesia del país y a los creyentes que escapan a China, para que puedan recuperarse y ser de bendición. Por favor, acaba con este modo de vida tan restrictivo y cambia los corazones de los gobernantes para que también conozcan tu amor. En el nombre de Jesús sé que puedes hacerlo, amén.