Historias 19 diciembre 2022

«Ahora tengo un propósito»

Una persona que te acerca a Dios puede cambiar tu vida para siempre.

 

 

¿Qué significa la Navidad para ti? Para Adel*, de Egipto, no era más que el día en el que recibía un regalo. Ser cristiano no significaba mucho más que eso. Sin embargo, era ridiculizado y discriminado por su identidad cristiana. Gracias al trabajo de un ministerio apoyado por Puertas Abiertas, pudo conocer a Dios y experimentar su paternal amor.

Adel

Árboles de Navidad por todas partes; enormes proyecciones de luz en los edificios y canciones navideñas en los centros comerciales. Si visitas El Cairo en época navideña, pensarías no existe la persecución.
Sin embargo, si pasases un día con el pequeño Adel cambiarías de opinión. Especialmente en la periferia de la ciudad, donde él vive, hay un alto nivel de persecución. La violencia, el acoso y la discriminación son una realidad de la vida, tanto para adultos como para niños.

Conocimos a Adel y a Marta, la trabajadora que se ocupa de él, en una iglesia de uno de los barrios periféricos de El Cairo. A pesar de que Adel solo tiene 10 años, parece mucho mayor.

Su ropa todavía está sucia; vino aquí directamente desde su trabajo en un taller de filtración de residuos. Sus ojos muestran una seriedad que no cabe esperar de un niño.

Aunque solo tiene diez años, Adel ha tenido que enfrentar muchos desafíos: al nacer en una familia pobre y con un padre alcohólico, tuvo que trabajar siendo muy pequeño. Si no traía suficiente dinero a casa, su padre le pegaba. «Odiaba mi vida», dice Adel, bajando la mirada. 

Adel nunca fue a la escuela dominical ni aprendió mucho sobre Dios en casa. Iba a la iglesia de vez en cuando, por ejemplo, para recibir su regalo en Navidad, pero nunca profundizó en el Evangelio. 

Mientras tanto, en su trabajo, era humillado por su jefe y sus compañeros: le pagaban menos que a sus compañeros musulmanes, se burlaban de él y le llamaban «loco» por ser cristiano. «Todavía no sabía mucho sobre Dios», explica, «así que no sabía qué decir cuando decían cosas malas sobre Jesús. No tenía ninguna respuesta. Además, tampoco tenía a nadie a quien preguntarle.

«Me sentía avergonzado de mi cristianismo».

Adel buscaba una forma de escapar de su infelicidad. Debió de sentir un soplo de esperanza cuando oyó hablar de la clase de pastoral infantil y descubrió que era en su hora de descanso. Tomó una decisión: «Decidí ir a las clases tanto como fuera posible. Siempre me iba directamente después de la clase y nunca me quedaba para el tiempo de comunión o para jugar con los demás niños», dijo. «Tenía que volver al trabajo para terminarlo».

Fue después de una de esas clases cuando Marta se fijó por primera vez en él. «Estaba sentado solo en un rincón, mientras el resto jugaba», dijo. «Cuando le miré, vi a una persona perdida. Sentí su dolor». 

Ora con Adel
  • Ora por Adel y por los muchos niños que viven en zonas pobres y con persecución, para que lleguen a conocer a Dios de forma que nunca se aparten de Él.
  • Ora por Marta y por el resto de los colaboradores que entregan sus vidas para servir a otros.
  • Ora por el trabajo de Puertas Abiertas en Egipto, para que Dios continúe proveyéndonos recursos con los que realizar nuestra labor.
Una oración por Adel
Señor, te doy gracias por la vida de Adel y por lo que has hecho en ella. Te ruego que él siga conociéndote y que aumentes su deseo de darte a conocer entre los que le rodean. Ayúdale en medio de la oscuridad en la que vive, para que sea fiel reflejo de tu luz, y para que, a través de él, muchos puedan saber quien es el Dios verdadero.

Marta se convirtió en la amiga que Adel siempre había anhelado. Seguía de cerca a este niño destrozado mientras él seguía también las clases. Se abrió un nuevo capítulo en su vida: «Uno de los temas más importantes de los hablamos es la paternidad de Dios». Adel aprendió que fue creado de forma única. Construyó una relación con su Salvador. «Conocer a Dios me he hecho feliz», dice Adel. «Sé que tengo un padre en el cielo con el que siempre puedo hablar. Eso es increíble».


Aparte de construir una relación con Cristo, Adel también ha aprendido a defender su fe frente a las ideas falsas más comunes. Incluso se atrevió a hablar con sus compañeros de trabajo. Por ejemplo, les explicó que los cristianos no creen en tres dioses, sino que solo hay un Dios. «Utilicé incluso versículos del Antiguo Testamento para demostrarlo», dice Adel con una sonrisa de orgullo.

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Adel ahora vive sabiendo que Dios le creó con un propósito y que Dios le conocía incluso antes de nacer. «Sabe que tiene una misión», dice Marta. «Sí», añade Adel.

«Quiero hablar a los demás acerca de Dios. Quiero compartir acerca de Él con muchas personas».

La lucha de Adel aún no ha terminado, y tampoco nuestro trabajo con él y su familia. Pero esta Navidad será especial para él: por primera vez, el regalo no será lo más importante para él. Ahora sabe que Jesucristo, el hijo de Dios, vino a la tierra porque amó a un pobre niño de Egipto como él. Una Navidad verdaderamente feliz.

*Nombre cambiado por motivos de seguridad.
*Imágenes representativas.